PÁGINA 38: CAMINANDO POR PORTUGAL

4/6/19

Etapa 1: Porto / Labruge. 24,5km 
Después de descansar varios días paseando por Porto, Aveiro y Coimbra, llegó la hora de caminar la recta final: el Camino Portugués.
Elegí recorrer la variante de la costa, un poco más fresca que la del interior y por lo tanto más agradable para estos días en los que está haciendo más de 30° con mucha humedad que no refresca de noche.
Ya sin grupo alrededor, madrugué en Porto y salí bajo el cielo nublado en dirección al puente Luiz I. Bajé hacia la ribera y caminé hasta que el río Duero se abrió al Océano Atlántico y empezó a sentirse la brisa y el olor del mar. Desde ahí no hubo más que caminar siguiendo la costa, sin prestar mucha atención a las flechas, aunque aparecían solas bastante seguido. Pasé por el Forte de São Francisco Xavier, por Matosinhos, Leça da Palmera, Lavra, Angeiras con sus barcos  pescadores, hasta que alcancé Labruge, caminando la mayor parte del tiempo por las pasarelas de madera de la playa con amplias vistas al océano azul.
En el recorrido se vieron varios peregrinos, aunque no demasiados, asique no fue problema encontrar lugar en el albergue público San Tiago de Labruge.
Durante la tarde las nubes desaparecieron, asique pasé varias horas en una de las playitas desérticas que tiene este lugar.











Etapa 2: Labruge / Póvoa de Varzim. 15km 
Esta etapa fue muy corta y con todo el recorrido junto al mar.
Me había imaginado caminándola por la orilla del mar, sin botas, como en esa playa cerca de Finisterre. Pero el día no cooperó con esa idea, mientras iba por las pasarelas sobre la arena se desató una lluvia torrencial con mucho viento que no paró durante mas de una hora. No había donde refugiarse, asique solamente quedaba seguir hacia adelante preguntándome -nuevamente- por que estoy haciendo esto?!". Fue la primera vez en todo el viaje que sentí las botas llenas de agua... En fin, no habrá sido caminar por la orilla del mar, pero agua en los pies sí que hubo.
Recién por Vila do Conde la pregunta empezó a encontrar otra vez una respuesta positiva, la ciudad es linda, ya casi no llovía y apareció el café. Esperé a que paré de llover del todo, me sequé lo más que pude y seguí camino.
Cerca del mediodía ya estaba pasando por Póvoa de Varzim, una ciudad costera grande con casino y todo. El cielo empezó a despejarse rápidamente y toda la tarde fue muy soleada, perfecta para recorrer el centro histórico, caminar por la costa, dibujar, secar las botas y también la ropa. Después, la cereza del postre fue sentarse en la playa para ver el sol desapareciendo en el Atlántico.










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EL CUADERNO DE COMPOSTELA Es un blog de Ana Laura Desimone. © | Maira Gall.