La primera vez que escuché sobre el Camino de Santiago como esas rutas de peregrinación hacia la Catedral de Santiago de Compostela fue en la Facultad, mientras estudiaba historia de la arquitectura románica.
Pero la primera vez que escuché sobre el Camino de Santiago como un recorrido vivo, que puede hacerse hoy en día, fué en el año 2007, cuando un amigo y compañero de trabajo me habló de el. Yo ya había hecho el Camino del Inca en Perú, por lo cual él pensó que también me podría interesar hacer el Camino de Santiago en España. Asique me puse a investigar sobre el tema desde el punto de vista turístico, asombrándome al ver en el mapa un sendero -el Camino Francés- que atravesaba España de lado a lado y que aún seguía siendo recorrido entero a pie.
Sinceramente el Camino del Inca me había resultado sumamente difícil, aunque no menos impresionante. Entonces, si bien este camino me causaba mucha curiosidad y atracción, también me parecía muy largo, muy difícil, muy extraño, muy lejano, muy caro y muchas otras cosas por el estilo. Aunque cada tanto leía cosas sobre el, y la idea de ir se mantenía dando vueltas en mi cabeza. Tuvieron que pasar 10 años para que las piezas se acomodaran y que el Camino de Santiago se convirtiera en una posibilidad verdadera, nada mas quedaba dar el paso y empezar.
Mi primer recorrido lo hice por el Camino Francés (pensando que era la única ruta existente), recortándola un poco por cuestiones de tiempo. Durante octubre del 2017, empecé en Pamplona, desde ahí caminé hasta León, adelanté en bus hasta Sarria y desde esa ciudad caminé hasta Santiago de Compostela: fueron 550km en 25 días.
El Camino Francés suele ser el mas recomendable como primer recorrido. Con su longitud de 750km es el que mas preparado está durante todo el año: servicios, disponibilidad de albergues, señalización. Por eso es la ruta mas transitada, aunque en los meses de verano también se encuentra muy masificada.
Estando allí vi que ésta no era una ruta aislada, sino que el Camino de Santiago se trataba de una red de rutas posibles de recorrer, y que muchísima gente volvía a ellas para hacer otros caminos. Nuevamente la idea de hacer otro camino me pareció imposible, pero también quedó rondando por mi cabeza y ahora acompañada con muchas menos dudas.
Entre mi primer camino y el segundo pasó un año y medio. Y así la historia continúa.
