PÁGINA 15: UN LIGERO CAMBIO DE PLANES

21/4/19

Dicho y hecho, ni bien empezó a despuntar el sol me fuí hacia la Bahía de la Concha a encontrar el Camino, habiendo visto primero que en el mapa se encontraba un pueblo a unos 5km de distancia, perfecto para desayunar... 

Fuí hasta la costa, miré como el mar reflejaba los tonos rosas del amanecer y empecé a seguir las flechas que me llevaban por la izquierda hacia afuera de la ciudad de San Sebastian y hacia arriba del Monte Igeldo. Asique allá fuí, hacia arriba, hacia arriba, hacia mucho más arriba. A medida que las vistas se iban haciendo más lindas, el hambre empezó a llamar. El único inconveniente fue que los poquitos lugares que tenían pinta de cafetería o algo por el estilo estaban absolutamente cerrados. Asique mis esperanzas de encontrar algo parecido a un café, edificio interesante o a algún ser humano, murieron cuando ví que el próximo pueblo lo tenía a más de 10km de distancia (siempre hacia arriba). Así llegué a Orio 4hs después de irme de San Sebastian.

Orio es pueblo pesquero con un lindo centro histórico y pinchos varios. Ahí recuperé un poco la confianza en ese camino. Pero para ser sincera, mi idea del camino del norte era bastante más romántica. Me imaginaba el Camino francés con mejores vistas y un poco menos de gente. Mi amor por el camino de santiago consiste en cosas simples: ir caminando muchos km mientras voy encontrando gente, lugares interesantes que me inspiren, algún que otro lugar intermedio para comer, dibujar, charlar, llegar al final de etapa, encontrar algún albergue sin reserva previa y a precios razonables, otros peregrinos que estén en la misma y cosas así. Asique en ese primer día ya podía ver tachados varios items de mi lista. Aunque claro, tampoco iba a cambiar de planes así tan rápido, sin probar un poco más. Llegué al final de etapa en Zarautz, una lindísima y grande ciudad costera.


Su albergue de peregrinos estaba cerrado (sólo disponible en los meses de verano), por lo que quedaban dos opciones posibles aunque en ellas también se admitían todo tipo de turistas y su precio se multiplicaba casi x 3 con respecto al camino francés. Misma situación había tenido en San Sebastian. Como estaba dentro de semana santa y los lugares no existían, busqué otro alojamiento para encontrar que su precio rondaba los €55 y si no me apuraba en la decisión, serían €150 sólo por esa noche. Muy bien, ya había peleado contra la idea de que volver al camino francés no estaba bien porque ya había recorrido partes de el. Pero además de que ya había tachado todos mis items románticos del Camino del Norte, ahora además estaba tachando el item económico. Entonces, y definitivamente, no encontré más razones para seguir estando ahí.
Si me decidía rápido, todavía estaba a tiempo de cambiar de rumbo para irme al camino francés y hacerlo entero: desde Francia hasta el Océano Atlántico. Y para ser sincera, eso era lo que quería desde que recorrí parte de él en el viaje anterior, pero me resistía a la idea de repetir algunos de sus pasos. Por eso fué que me convenció más la idea de cambiar de ruta, siempre y cuando fuera entera.
Así fue que vine, la probé, no me gustó y entonces la resistencia al camino francés desapareció. "A la estación del tren!! Ni dormí en Zarautz. Me fuí y ahora estoy del lado francés de los Pirineos, en Saint Jean Pied de Port, mítico punto inicial del Camino Francés con todo su recorrido, su gente, y sus pueblos por delante.
Del Camino del Norte, este cuerpito ya se llevó el susto del primer día en movimiento, asique duele desde la nuca hasta los talones, en especial en los lugares blandos. Con unos días más ya se terminará de adaptar.





Mañana vuelve a salir el sol, y con mi segunda oportunidad de empezar el camino, voy a cruzar finalmente el cordón de los Pirineos. A ver que pasa.



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EL CUADERNO DE COMPOSTELA Es un blog de Ana Laura Desimone. © | Maira Gall.