Ya en Grañon, estrenando título de hospitalera en el albergue San Juan Bautista. Para llegar hasta acá caminé desde Santo Domingo de la Calzada por el Camino.
Ni bien llegué encontré a Marina, la responsable de este albergue, almorzando en el patio del frente del albergue (que es también una plaza del pueblo) junto con una amiga suya, los dos peregrinos que habían llegado (Josep de España y Daniel de Canadá), los tres voluntarios que se están encargando de unos arreglos dentro del edificio, y también mi compañera hospitalera italiana: Anna.
Me uní al almuerzo y a las anécdotas de los caminos, antes de ir a recorrer con Marina el albergue que es bastante grande. El edificio pertenece a la parroquia, en algún momento fue vivienda de los párrocos, y hace 21 años que funciona como albergue de donativo con hospitaleros voluntarios.
Cuando se estaba haciendo de noche, preparamos la cena para todos, compartimos las tareas de juntar y lavar, y después fuimos al coro de la iglesia (al cual se accede directamente desde el albergue), para hacer la famosa reflexión del día iluminados con velas. Este albergue tiene particularidades como está, por las que los peregrinos deciden pasar de largo Santo Domingo de la Calzada, que es una ciudad más grande, para llegar al pueblito de Grañón.
Esta mañana Anna y yo ya nos hicimos cargo solas del albergue, el desayuno y la limpieza. Y tambien tuvimos la primera "muestra" de que estamos en el Camino: Daniel nos sorprendió con un regalo en agradecimiento, dos biromes preciosas que el mismo torneó antes de venir al Camino, para regalarselas a todos los ángeles del camino con los que se cruzara. Por lo que fue una linda bienvenida.
Durante la mañana es más tranquilo y podemos hacer lo que queramos, yo vine hasta Santo Domingo, y ahora ya vuelvo a Grañón a recibir a los nuevos peregrinos.
