De Finisterre volvimos todos hasta Santiago de Compostela en micro, el primer transporte al que subimos después de más de un mes de movernos para todos lados solamente con los pies.
Después de instalarnos, pasamos la última noche juntos cenando cerca de la catedral, y hoy a la mañana nos despedimos de todos. Algunos volvieron a sus países, otros siguieron por Barcelona y otros vinimos a Portugal.
Acá voy a tomar tres o cuatro días de descanso antes de empezar a andar el Camino Portugués, mi última ruta. Hoy empecé por Porto, aunque ya la había visitado en el viaje anterior. Hice un recorrido muy relajado por el centro histórico y por la orilla del río, en el que no faltaron los pasteis de nata y el calor del verano que ya está cerca.
Mañana me voy de Porto para visitar Coimbra, ciudad que todavia tengo pendiente, y después me iré hacia algún otro lugar aún no decidido.
Si bien también me gusta hacer turismo "normal", cosa que los pies están agradeciendo, ya tengo ganas de volver a atarme las botas y empezar a caminar por el interior de Portugal, a ver que pasa ahora.
